Por Luis Miguel Deino – Maestro Reiki Usui Tradicional Nivel IV
Centro Sigalit
El cáncer es, sin duda, uno de los grandes temas de conversación en la actualidad. No solo en ámbitos médicos o terapéuticos, sino también en nuestras casas, en el trabajo, en reuniones con amigos. Sus causas, formas de prevención y alternativas de tratamiento son motivo de búsqueda constante.
Desde mi experiencia como terapeuta, he acompañado a muchos pacientes oncológicos en su proceso, y aunque el Reiki no reemplaza ningún tratamiento médico, sí puede convertirse en un complemento poderoso.Recuerdo especialmente a un profesor de Química que llegó a mi consulta con un diagnóstico de tumor cerebral.
Tenía crisis de epilepsia y su pronóstico era poco alentador: le dijeron que olvidaría cómo hablar y que no podría volver a enseñar. Él no creía en Reiki, pero eso no es un obstáculo.
Reiki actúa más allá de las creencias. Le comenté que, en mi experiencia, Reiki podía ayudar a reducir el tamaño del tumor y su irrigación sanguínea, aunque de todos modos requeriría cirugía.
Así ocurrió: cuando fue intervenido, el tumor se había reducido notablemente, y pudo volver a enseñar sin dificultades.
Historias como esta me han marcado profundamente, pero no me corresponde contarlas todas. Por eso, con respeto y humildad, quiero compartir aquí algunas experiencias relatadas por Hawayo Takata, maestra fundamental en la historia del Reiki, según el libro “Reiki: la historia de Hawayo Takata” de Helen Haberly.
Takata relata el caso de una mujer que, tras tres años de inactividad por un gran tumor, comenzó terapia Reiki. Durante 21 días no sintió fiebre ni dolor, pero sí una intensa actividad interna. El tumor comenzó a disolverse y ella eliminaba restos mediante gasas. Perdió 17 kilos y, tras revisión médica, se comprobó que el tumor había desaparecido. La cirugía no fue necesaria.
En su relato, Takata cuenta cómo trató casos de cáncer de mama, estómago, lengua, entre otros. El protocolo siempre era el mismo: tratamiento completo de cuerpo entero, con énfasis en la zona afectada. Según su experiencia, un nódulo del tamaño de una nuez podía disolverse en tres semanas con Reiki diario.
Uno de los casos más conmovedores fue el de una mujer con un nódulo mamario. Cinco días antes de su cirugía, recibió Reiki intensivo. Cuando acudió a su cita médica, el nódulo ya no estaba. Ella y su esposo luego decidieron aprender Reiki como herramienta preventiva.
Hoy en día, por razones económicas y de tiempo, es difícil aplicar Reiki diariamente. Por eso, en casos de tumores, combino sesiones presenciales semanales, terapias a distancia, y sugiero que un familiar del paciente aprenda Reiki Nivel I para acompañar el proceso.Es vital entender que Reiki no reemplaza la medicina tradicional, sino que la complementa. No es una terapia alternativa, sino complementaria. Siempre animo a los pacientes a continuar sus tratamientos médicos.En casos de quimioterapia, sugiero aplicar Reiki el día anterior (para recibir mejor el tratamiento), y al día siguiente (para mitigar efectos secundarios), pero no durante la administración de la medicación.
Desde CENTRO SIGALIT, seguimos comprometidos con una visión integradora de la salud, basada en el respeto, la evidencia y el amor al proceso de sanación.